domingo, 26 de septiembre de 2010

volver a empezar.

Hace ya casi un año que empecé mis estudios de Periodismo en la Universidad Católica de San Antonio y parece que fue ayer. En realidad, tampoco hace tanto tiempo. Al fin y al cabo, ¿qué es un año en una vida humana?.

Pues estaba el otro día haciendo la maleta, que si recogiendo cosas de allí y trayendo cosas de allá, cuando encontré algunos de los trabajos que tuve que hacer el año pasado y, me trajeron tantos recuerdos que decidí que los colgaría en el blog para "inmortalizarlos".

He aquí uno de los primeros, un monólogo sobre nuestras primeras sensaciones al llegar a la universidad.

Mi primer día en la UCAM fue bastante bien. Llegamos, no hicimos nada... El decano nos recordó que no estabamos estudiando Ingenieria en Telecomunicaciones. De puta madre , pensamos algunos. Luego conocimos a un personaje que, casualmente, iría a mi clase. Al principio pensé que sería un profesor, pero luego me dijeron que era un alumno. :o Hablando de gente de clase, la verdad es que la peña es bastante apañada, gente con la que congenié desde un principio. Personalidades muy variadas, desde el típico empollón hasta el gracioso sin gracia. Pero gente simpática, vaya.

¿Qué pensaríais de una loca que el primer día de clase se ofrece voluntaria para hacer una presentación en Inteligencia Emocional? Sí, esa soy yo y la verdad no quiero saber que se os pasó por la cabeza.

Pasaban los días y no ocurría nada interesante: bus, universidad, universidad, bus. Por cierto, el autobus (no hace falta que lo diga) era el 44, del UCAM DIRECTO, no se sabía nada por aquel entonces, era un mito. Pues llega el día en que cojo por primera vez el bus y ¡zas! pierdo la cartera. Llamadme desastre, sí. Luego la recuperé, afortunadamente. Aunque antes tuve que aguantar al conductor, del cual tengo su número "para un café" según él. Pero bueno que me desvío del tema... ¿Qué estaba contando? Ah sí! La rutina. Pues eso, que me subía al bus, llegaba a la uni y de la uni al bus... Menos mal que teníamos a cierta persona, que desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros... No! No os asusteis, que no está entre nosotros porque se ha ido al otro bando, que se ha cambiado de clase vaya... Sí, efectivamente, hablo de Belén.. Menos mal que la teníamos a ella que organizaba las fiestas y las salidas nocturnas al principio. Luego ya fuimos tomando autonomíay empezamos a pasar los ya famosos folios con la inscripción de: Quedamos a no sé qué hora, en no sé qué sitio para hacer no sé qué cosa. Y así, fuimos tomando confianza entre nosotros y nos fuimos conociendo: Ángela, la bailarina; Claudia, la "mama"; Marina, que nos presta su casa; Marta, que vive en un mundo de gominolas de colores; Pedro Eme, el delegado; Ana, la reivindicativa; Juanma y su reloj 15 minutos atrasado, etcétera.

Y hasta hoy, que somos como una secta que no se relaciona con "los del B"... porque nosotros somos los simpáticos y ellos son los guapos. ¿Qué le vamos a hacer? ¡Todo no se puede tener!

Cómo han cambiado las cosas desde que escribí esto. Quizás si hoy me dijeran que modificara lo que, a día de hoy, ya no es igual... pocas cosas quedarían intactas en este escrito.

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