martes, 4 de mayo de 2010

jugando a hacer daño

Aceptalo. He ganado. Tu abriste el fuego y te advertí. Te advertí de que no jugaras a hacer daño a la gente, que algún día te harían daño a ti. Y así fue. Y, ¿ahora qué?. ¿Ahora vas a venir a llorarme? ¿A que la estupida de turno ponga la cubertería de las ocasiones especiales y te invite a llorar sobre su hombro? Querido, eso se terminó. Ahora te toca sufrir. Duele. Sientelo. Sufre. Entiendelo y entonces, yo quizás comprenda. Quizás

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